Y hasta los versos más tristes e hirientes de tu pensar,
resultan un sin fin de poesía que a veces quiero saber escuchar.
...
Mil ganas de quebrar mi fuerza de voluntad,
correr a ti y escucharte una vez más.
Envolverte en mi y acabar con la poca cordura que llevas puesta ante mi presencia.
Siento tanta necesidad de ti, y tu dulce sabor, aquel sabor de algodón dulce, algodón rosado, como tus nubes, cielo imaginado, pero aún no alcanzado por mi.
Tus días pronto serán sólo rosados, lo prometo.
Todo es mejor sin mi. No necesitas decirlo. Sólo escapa de mi, escapa de mis pensamientos, escapa de todo lo bello y poco que hay en mi existir.
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